martes, mayo 16, 2006

Laberinto Citadino

La ciudad es un laberinto, calles, vías rápidas, callejones, ejes viales, retornos, glorietas ...La obra reciente de Víctor Mora parece denunciar la locura que se vive, en cuestión de vialidad en la ciudad de México ¿y Guadalajara? ¿Monterrey? ¿Morelia?. Para tal tarea se apoya en la gráfica y el dibujo, pero no le basta la bidimensión, sus personajes hartos de ser un plano, cobran vida y escapan en sus vehículos o a pie hacia la tridimensionalidad, hacia el movimiento continuo y sin fin. Como en las grandes ciudades donde nunca podemos decir que el flujo a parado. Sus personajes no son individuos, son la masa, somos todos tratando de llegar a un destino que no recordamos de momento, perdidos circulamos a gran velocidad sobre todo en las noches, que es cuando la ciudad lo permite . Utilizamos tarjetas telefónicas y celulares para avisar que ya vamos en camino, tranquilizamos a familiares y a amigos con nuestra voz pausada mientras de reojo vemos por la ventanilla como nos rebasan otros autos que se burlan de nosotros con cien caras grotescas. El laberinto tiene salida , quizás seguimos esta flecha, alguna señal, una vuelta prohibida que nos conduzca a nuestro destino, esto suponiendo que sepamos a donde vamos. Juan Carlos Jaurena Ross Director de Ex Teresa Arte Actual

Trazos Graficos que dan credito

A través de la conjugación del dibujo y de diversas técnicas de la gráfica, las piezas presentadas en la Galería Azul de Felipe Covarrubias en Guadalajara. Del artista Víctor Mora, en su exposición “Telefonía Móvil”, y con el apoyo de la beca de producción del CECA, conforman una serie de ambientes urbanos que explotan el límite entre lo figurativo y lo abstracto. Su trabajo aborda la idea del movimiento de las ciudades y de sus diferentes trazas, para así llegar a algún punto, ya sea de partida o de llegada, estos trazos parecen, “mapas gráficos”, que generan imágenes aparentemente reales pero intangibles y que aluden a la ambigua noción de una realidad. Los diferentes elementos con los que se realizo la obra, están conformados en su soporte principalmente por tarjetas telefónicas, que son pintadas delicadamente en diferentes secuencias y colores principalmente primarios, en las cuales, el trazo se repite en ciclos continuos. En cada tarjeta, se van utilizando distintos fragmentos, que van representando las diferentes calles de la ciudad y en un juego paralelo con los fondos originales de los plásticos, sobresalen los chips de crédito, creando puntos de atención en la formación de una ciudad o un mapa enorme, como lo deja ver Víctor Mora, en la obra “MI Ciudad” o (Como llegar a Galería Azul). De igual forma la abstracciones de las obras, “Ciudad en Azul y de Ciudad en Negro”, es un juego de estilizaciones propias, dentro de la gráfica que Víctor Mora maneja en todo el concepto de su obra, con flechas, calles, lugares, direcciones y nombres el cual elabora las figuras en una escala de grises y blancos, trabajados de manera deslavada sobre el papel negro y azul, dejando ver formas contemporáneas en el tratamiento de su obra. Como el mismo comenta, “ lo importante es el concepto del proyecto de trabajo, la técnica y al forma de como se realice es secundaria”. Así la multiplicación paulatina de las formas utilizadas complementadas con trasferencias que evocan imágenes significativas de la ciudad de Guadalajara y la Ciudad de México. El principio y el fin de esta obra, aluden también al aparente trato que se le quiere dar al arte urbano, o a la gráfica actual, en el cual Víctor Mora, representa de alguna manera arboles, autos, animales y personas de una manera singular, en gráfica de pequeño y gran formato por el llamada “Gráfica Tridimensional”. En estas piezas, la utilización de las técnicas del grabado y sus formas comúnmente planas, son llevadas a representar varios ángulos, los cuales al interceptarse, forman figuras tridimensionales interesantes, que invitan al espectador a observarlas y se dan cuanta que donde se genera un juego de planos que van adquiriendo volumen y profundidad en un cadencioso movimiento. Víctor Mora es un artista interesado en el cambio, la transición y la transformación de las ciudades su entorno. Su obra alude al paisaje cambiante del mundo contemporáneo, a la desaparición de los limites del espacio, la técnica y al flujo de información visual que crece y se modifica incansablemente, provocando un estado reflexivo sobre lo que podemos percibir, “Telefonía Móvil”, es un pequeño mundo trazado dentro de otro en el cual aquí se da crédito para observarlo o para llamar a verlo.

visiones de azotea

Víctor Mora/ Visiones de azotea Durante las últimas décadas la ciudad ha sido objeto de renovado interés por parte de artistas de las más diversas disciplinas, desde la pintura y la fotografía hasta el perfomance y el multimedia. Los desajustes sociales y los problemas urbanos, pero también la creciente separación entre ciudadanía y espacio público se han constituido en asunto de la imaginación artística. A diferencia de proyectos que, desde los años 60 han intentado sacar el arte a los espacios público, el de Víctor Mora lleva la ciudad a la galería. A través de un obra híbrida en la que se conjugan la gráfica, la fotografía, la escultura y el perfomance, el artista construye Visiones de azotea, una ambientación en la que consigue construir un micromundo en el que las proporciones y relaciones entre hombre y ciudad se ven trastocadas tanto por las dimensiones de los objetos, como por las acciones que reclaman. Si en el mundo de lo concreto los seres humanos nos vemos empequeñecidos por la arquitectura, y agredidos por el los efectos nocivos del tránsito automovilístico, la sobrepoblación y los excesos publicitarios, en el proyecto de Víctor ocurre lo contrario. Las imágenes de la ciudad estampadas en grabados, fotografías y figuras humanas tridimensionales, así como los acrílicos, en un principio vacíos, son colocados en una relación inversa a la del mundo de lo real exigiendo, en consecuencia, una intervención directa. Víctor dejó un hueco precisamente en los rostros de las figuras humanas realizadas en MDF de manera que los asistentes a la exposición se convirtieran en parte de la obra. Al colocar su propio rostro en el de esas figuras humanas y hacer el registro fotográfico para después colgar la imagen resultante en lo que simula un tendedero, el artista plantea la necesidad de una reflexión sobre la relación entre espacio público, cotidianidad y juego. Esta idea anima también la inclusión de varios acrílicos en los que los visitantes imprimen sus propios graffiti, acción también registrada fotográficamente para después pasar a formar parte del tendedero colectivo. La ambientación conserva una cierta ambigüedad entre la actitud contemplativa exigida frente a una obra enmarcada y colocada en la pared, y la participación propia en la producción de la obra. Los asistentes han de enfrentarse a las dos opciones si no es que han de verse obligados a pasar de una a otra. De esta manera la hibridación disciplinaria con las que están confeccionadas las obras se encuentra también, aunque de manera irónica, presente en la relación con el espectador. Visiones de azotea es un proyecto que, instalado en el Museo de la Estampa de Toluca y posteriormente en la Galería Ruiz Rojo de Guadalajara, se define por la participación de los espectadores. Así, al reclamar su intromisión los convierte en co-autores al tiempo que dota a la obra de un carácter procesual en el que su dimensión objetual tanto como su significado dependen directamente de la acción y la participación de los receptores. Blanca Gutierréz Galindo Academia de San Carlos